Hidratar la piel en invierno
6 formas de mantener tu piel hidratada en invierno.
Los meses de frío son enemigos de la piel, pero prácticas como ducharse con agua
templada, bajar la temperatura de la calefacción y abrigarse bien ayudan a
protegerla
El frío pasa factura a nuestra piel. Algunas de las huellas del invierno en el
órgano más extenso del cuerpo son la sequedad, consecuencia de la falta de
humedad, y las rojeces por la dilatación de los vasos capilares por los choques
térmicos. Pero hay formas de mantenerla hidratada. Estos son los trucos para
prevenir, calmar y tratar la piel seca en la estación del año más fría.
1. Abrigarse del frío:
Cuanto más seco sea el aire en casa o la oficina, más seca está la piel, por lo
que conviene evitar las calefacciones extremas y colocar un humidificador en las
estancias más habitadas
El tiempo frío, en especial cuando el aire es seco, hace que la humedad de la
piel se evapore más deprisa. Los científicos estiman que el órgano cutáneo
pierde hasta una cuarta parte de su capacidad de mantener su hidratación
natural. Esto explica por qué la sentimos tirante y seca. "El invierno afecta a
todo nuestro cuerpo, y también a la piel, que es especialmente sensible en la
zona de mejillas, los labios, el cuello, el escote y las manos", dice la doctora
Nayra Merino, de la Academia Española de Dermatología y Venereología (AEDV).
El primer paso para protegerla, por tanto, es abrigarse: hay que usar jerséis
calientes y no salir al exterior sin guantes ni bufanda. Pero con la piel muy
sensible lo conveniente es olvidarse de la lana, porque puede aumentar la
irritación.
2. Bajar la calefacción e hidratar la casa:
Las calefacciones extremas, que recrean un ambiente tropical en pleno mes de
enero, no benefician en nada a nuestra piel. Además, a la larga, pueden
favorecer la aparición de rojeces, capilares o cuperosis, por los contrastes
bruscos de temperatura al salir a la calle.
Por tanto, los expertos recomiendan evitar temperaturas demasiado altas en casa
y, por el contrario, poner la calefacción a unos 21 ºC o 22 ºC, una temperatura
de confort más que suficiente. No solo se ahorrará dinero (cada grado extra hará
que aumente un 7 % la factura de la energía, según el Instituto para la
Diversificación y Ahorro de la Energía (IDAE). Subir más el termostato favorece
la evaporación del agua y hace que la piel se deshidrate, que sintamos que está
más seca y tirante.
Pero, además, cuanto más seco sea el aire del hogar, más seca está la piel. Para
recuperar la humedad en la vivienda, se puede colocar un humidificador, sobre
todo en la habitación donde se pase más tiempo, como el dormitorio o el salón.
Esto ayudará a mantener hidratada la barrera cutánea y protegerá los aceites
naturales de su superficie.
3. Evitar las duchas muy calientes:
Sumergirse en agua caliente es muy tentador en invierno, pero cuanto mayor sea
la temperatura del agua, mayor pérdida de humedad sufrirá la piel, ya que estos
baños favorecen la eliminación de los aceites naturales de la epidermis. En
consecuencia, los dermatólogos recomiendan templar el agua, no prolongar las
duchas más de 10 minutos y usar productos suaves y esponjas que irriten la piel.
Los especialistas también suelen aconsejar olvidarse de los desodorantes
perfumados -mejor escoger uno muy suave- y evitar los geles de baño con olores
artificiales, así como los productos con alcohol para la piel.
4. Beber mucho agua: es bueno para la piel:
No hay que olvidar hidratarse también por dentro; la piel lo agradecerá. Y esto
se traduce en un gesto tan sencillo como eficaz: beber agua. Por el contrario,
no se debe exagerar ni con el alcohol ni con el café, pues estas bebidas son
diuréticas, por lo que fomentan la pérdida de líquidos.
5. Tomar alimentos para cuidar la piel:
Lo que comemos también influye en la hidratación cutánea, por lo que conviene
intentar aumentar la ingesta de alimentos ricos en grasas buenas, como nueces,
aceite de oliva y aguacates. Y hay otros alimentos que ayudan a cuidar la piel,
en especial, los abundantes en vitaminas y antioxidantes, como arándanos,
verduras y cítricos.
6. Nutrir la piel:
Los expertos lo repiten como un mantra: no hay un truco ni rutina de hidratación
de la piel que valga para todos, ya que su cuidado es un proceso de ensayo y
error. Pero quienes la tienen seca, deben nutrirla. Los especialistas
recomiendan cambiar a una crema pesada que realmente hidrate durante estos
meses. Y repetir la rutina de limpieza e hidratación al menos dos veces al día:
una por la mañana al despertar y otra antes de meterse en la cama. "Una crema
emoliente con lanolina o urea ayuda a mantener una piel sana durante el
invierno", dice la dermatóloga.
Los principios activos que aconseja son cremas con vitamina C, ácido retinoico,
ácido glicólico y los hidroxiácidos, que además tienen función antiedad. Pero
las personas intolerantes deben utilizar sustancias calmantes, vasoconstrictoras
y descongestivas, como el dexpantenol, alfabisobolol, rusco, ácido
glicirrético...
El agua caliente en el rostro puede usarse en momentos puntuales. Y es que los
vahos y baños turcos (saunas húmedas) ayudan a dilatar los poros y favorecen así
la eliminación de las impurezas y puntos negros; pero no hay que abusar de
ellos. También es importante acabar siempre con agua fría.
Claves para proteger la piel del frío:
1. Hidratar la piel a diario y varias veces al día.
2. Evitar lavarse las manos en exceso. Usar guantes y cremas con efecto barrera
para ellas.
3. Escoger productos suaves para lavarse la cara y el cuerpo.
4. Evitar las duchas con agua muy caliente o muy fría. Lo idóneo es el agua
tibia y no ducharse más de una vez al día, ya que, de otro modo, se aumentaría
la deshidratación de la piel.
5. Los labios sufren mucho en invierno: hay que hidratarlos y protegerlos de la
luz ultravioleta.
6. No olvidarse de las gafas de sol y la protección solar diaria, aunque sea
invierno.
7. Usar guantes y prendas de abrigo.
8. Huir de los cambios bruscos de temperatura, ya que esto incrementa la
posibilidad de aparición de capilares dilatados (telangiectasias o arañas
vasculares) en la cara, en especial en las mejillas.
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